México 2 noviembre._ Las ballenas azules que se alimentan frente a la costa de California ingieren unos diez millones de fragmentos de microplásticos al día.
Los autores de la investigación, de las universidades del Estado de California y de Stanford (EE.UU.), señalan que los efectos de los microplásticos sobre los animales y los ecosistemas no se conocen con detalle. Pero pueden “pasar a través de la pared intestinal, bioacumularse en tejidos corporales y tener efectos físicos a nivel celular”, afirman en la revista Nature Communications.
Los microplásticos, advierten los investigadores, no son un problema local de las aguas de California sino que afectan a todos los mares. Entre ellos, destacan el Mediterráneo y el Golfo de México porque “son cuencas semicerradas”.
Tienen “altas concentraciones de residuos plásticos y otros contaminantes” y “se enfrentan a una presión antropogénica extrema”.
Alerta
La nueva investigación se ha basado en un seguimiento de 220 cetáceos de tres especies: 129 ballenas azules, 65 ballenas jorobadas y 29 rorcuales comunes.
Se analizó cuántas veces y a qué profundidad se alimentaban los animales en observaciones realizadas entre 2010 y 2019. Los datos de más de 36.000 inmersiones se combinaron con los de la distribución de los microplásticos en la columna de agua.
Los microplásticos, que alcanzan su máxima concentración a 200 metros bajo la superficie, se definen como aquellos plásticos que miden entre una micra y cinco milímetros.
Los más grandes son visibles y suelen eliminarse con las heces, pero los más pequeños son microscópicos y pueden acumularse en el organismo, señalan los autores de la investigación.