Ucrania elevó su reclamo internacional a un nuevo nivel. Durante la cumbre climática COP30 en Brasil, el país exigió a Rusia una compensación de 43.800 millones de dólares por los daños climáticos ocasionados desde el inicio de la invasión en 2022.
La petición, presentada por el viceministro de Economía, Medio Ambiente y Agricultura, Pavlo Kartashov, se basa en una resolución de la ONU que exige reparación por “agresión ilegal”, y en una metodología científica utilizada por la Unión Europea.
¿De dónde sale la cifra por el daños climáticos?
El cálculo proviene de un dato alarmante: la guerra generó 237 millones de toneladas de CO₂ adicionales, una cifra similar a las emisiones anuales de Austria, Bélgica e Irlanda juntas.
El costo social por tonelada (tomado de estudios publicados en Nature e informes de la plataforma IGGAW), se estimó en 185 dólares, de ahí el monto total de la reclamación.
El informe atribuye estas emisiones al uso masivo de combustibles fósiles en operaciones militares y a la destrucción de más de 1.3 millones de hectáreas de bosques y campos, además del daño a recursos hídricos, tierras agrícolas y biodiversidad.
Un reclamo con respaldo técnico
La presentación incluyó estudios de IGGAW, asesoría del experto neerlandés Lennard de Klerk y evidencia que detalla cómo evaluar emisiones en contextos de conflicto armado.
Además, Ucrania propone que la compensación pueda ser cubierta con activos rusos congelados en el extranjero.
La revisión del caso quedará en manos de la comisión de reclamaciones del Consejo de Europa, que actualmente procesa miles de demandas individuales y corporativas relacionadas con la guerra.
Hasta el momento, la delegación rusa en la COP30 no ha respondido a la exigencia.
Kartashov fue directo:
“Rusia debe pagar una indemnización completa por todos los daños causados por su agresión ilegal”.
Giro estratégico en el frente militar
En paralelo, Ucrania confirmó por primera vez el uso de misiles estadounidenses ATACMS para atacar objetivos militares dentro de territorio ruso.
Estos proyectiles, con más de 160 km de alcance, permiten impactar bases aéreas, depósitos de municiones y centros logísticos que antes estaban fuera de su rango.
El anuncio llega en un momento de intensificación de ataques rusos contra infraestructura ucraniana y coincide con la petición de Kiev para acceder a misiles Tomahawk, con un alcance superior a los 2,500 km.
La confirmación busca reforzar la presión militar y diplomática, al tiempo que complica la consolidación defensiva rusa y abre nuevos escenarios para una eventual negociación.
Con información de Infobae.
