Luego de tres décadas de trabajo en la Reserva de la Biósfera en Janos, Gerardo Ceballos González, del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM, y su equipo de trabajo, iniciarán una nueva etapa de conservación que podría ser el proyecto de restauración más ambicioso realizado en México.
A partir de que inició sus estudios de los perritos de las praderas y los bisontes, el grupo de universitarios labora en armonía con los habitantes del lugar, lo cual hizo posible que se convirtiera en Reserva de la Biósfera en Chihuahua.
“Hemos visto un incremento en especies como osos, venados y pecaríes, y muchas otras especies de Janos. Apoyamos a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en la introducción de 23 bisontes genéticamente puros en 2009; actualmente hay más de 200”, comentó.
Además, con el propósito de evitar que un problema como una epidemia pueda acabar con ellos en México, se enviaron bisontes de Janos a Coahuila para establecer una segunda población en el país, detalló.
Ceballos González recordó que en diversas zonas sus habitantes carecían de luz eléctrica; sin embargo, conforme transcurrió el tiempo se construyeron carreteras, se instaló energía, la agricultura aumentó al igual que la poblacional; estos elementos ejercen importante presión en el área.
“Soy algo optimista, porque la sequía natural nos puede llevar a que tengamos, en este momento, un acuerdo como el que tuvimos con dueños y poseedores de la tierra hace tiempo para que lleguemos a una planificación de las actividades y un mejor manejo de la reserva”, explicó el ecólogo.
Desde hace tiempo los expertos universitarios estudian el uso correcto de la tierra: cuánta ganadería puede haber, dónde es posible practicar la agricultura, la cacería o silvicultura, por lo que esperan lograr nuevas concertaciones para mitigar los impactos negativos.
El miembro de la National Academy of Sciences, de Estados Unidos, destacó que en los años 90 las colonias de los perritos de la pradera abarcaban una superficie de 55 mil hectáreas.
Sin embargo, el aumento de las carreteras, la pérdida de hábitat por la agricultura –la mayor parte ilegal–, enfermedades y la sequía natural, causaron que ahora solo ocupen 5 mil hectáreas.
“El esfuerzo de mi grupo para los siguientes cinco años será recuperar poblaciones. Hemos hecho ya un planteamiento a la Secretaría de Agricultura para que trabajemos en conjunto y restauremos entre 50 o 100 mil hectáreas de pastizal deterioradas.
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