imagen tomada de vandal.elespanol.com
En uno de los lugares más misteriosos de la Antártida, las Allan Hills, un equipo internacional de científicos descubrió algo que parece salido de una novela de ciencia ficción: un bloque de hielo “fósil” de más de seis millones de años.
El hallazgo fue realizado por investigadores del Center for Oldest Ice Exploration (COLDEX), con apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
Y aunque parezca solo una curiosidad geológica, este trozo de hielo podría ser una ventana al futuro de nuestro planeta.
Lo asombroso no es solo su antigüedad, sino lo que guarda dentro.
En su interior hay diminutas burbujas de aire atrapadas desde hace millones de años, auténticas cápsulas del tiempo químicas que conservan la atmósfera original del pasado.
Gracias a avanzadas mediciones con isótopos y gases nobles como el argón, los científicos pueden analizar qué concentraciones de dióxido de carbono había, cómo era la temperatura del planeta y qué tan cálido era el océano antes de que la Antártida quedara cubierta de hielo.
Y lo que están descubriendo inquieta: aquel mundo era mucho más cálido, con mares más altos y corrientes oceánicas muy diferentes a las actuales.
En otras palabras, ese pasado podría parecerse peligrosamente a nuestro futuro si el calentamiento global continúa.
Este hielo fósil no solo cuenta una historia antigua: también lanza una advertencia.
Al estudiar cómo se comportaron las capas de hielo y los océanos durante aquel periodo cálido, los investigadores esperan entender qué podría pasar si los glaciares actuales comienzan a derretirse más rápido de lo previsto.
Ya existen señales preocupantes.
Algunos frentes de hielo en la Antártida Occidental han colapsado en cuestión de semanas, como el glaciar Hektoria, que perdió ocho kilómetros en solo dos meses.
Comprender los “puntos de no retorno” del pasado puede ayudar a evitar tragedias climáticas en el presente.
El hallazgo también fue posible gracias a un impresionante trabajo tecnológico.
En las Allan Hills, los vientos catabáticos (corrientes heladas que barren el hielo superficial) permiten acceder a capas muy antiguas sin necesidad de perforar kilómetros de profundidad.
Aun así, los científicos utilizaron imágenes satelitales, radares y sensores térmicos para localizar el punto exacto donde el hielo antiguo permanecía intacto.
Para el equipo de COLDEX, este es apenas el comienzo.
Su meta es encontrar hielo de hasta 15 millones de años, lo que permitiría reconstruir toda la historia del clima de la Tierra y comparar los patrones del pasado con los del presente.
Como dijo el paleoclimatólogo Ed Brook:
“Existen momentos en la historia del planeta en los que todo puede cambiar muy rápido. Este hielo nos ayudará a saber si estamos acercándonos a uno de esos momentos.”
Quizá, en el silencio helado de la Antártida, el pasado ya nos está contando cómo será nuestro futuro.
Con información de Vandal.
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