El Pacífico Norte atraviesa una situación inédita: una enorme mancha de calor oceánica de 8,000 kilómetros recorre desde la costa oeste de Estados Unidos hasta Japón, con temperaturas muy por encima de lo normal.
De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), este fenómeno está directamente relacionado con la crisis climática.
Además, podría traer graves consecuencias, tanto para la vida marina como para el clima en tierra firme.
Los expertos señalan que el Pacífico Norte se ha estado calentando más rápido que cualquier otro océano en la última década.
Si la mancha no se disipa pronto, podría alterar patrones meteorológicos a gran escala, provocando tormentas invernales más intensas.
Eventos similares en el pasado ya dejaron huella: mortandad de aves marinas en Alaska, daños en poblaciones de peces y afectaciones a especies como leones marinos.
Muchas de estas aún no se recuperan de las olas de calor recientes.
Pero hay un rayo de esperanza: los vientos otoñales y las primeras tormentas invernales podrían enfriar las aguas profundas y revertir la anomalía.
Según los científicos, la causa más probable es que este año los vientos fueron más débiles y no lograron impulsar el ascenso de agua fría hacia la superficie, lo que permitió que se formara esta burbuja de calor.
La conclusión de los investigadores es clara: la crisis climática intensifica y hace más frecuentes estos eventos.
El océano tiene “fiebre” y la responsabilidad recae en nosotros.
La quema de combustibles fósiles y el aumento de gases de efecto invernadero están dejando su marca en los mares.
El futuro del Pacífico y del planeta, depende de cómo enfrentemos este desafío global.
Con información de Wired.