En un contexto global donde la sustentabilidad se ha convertido en una prioridad ineludible, los edificios inteligentes emergen como una de las soluciones más prometedoras para reducir el consumo energético y mejorar la calidad de vida urbana.
El arquitecto mexicano, Daniel Esquenazi Beraha, subraya que la arquitectura contemporánea no solo debe responder a las necesidades estéticas o funcionales, sino también incorporar sistemas tecnológicos capaces de aprender del entorno y del comportamiento humano para optimizar recursos.
De acuerdo con Esquenazi Beraha, la arquitectura del futuro será aquella que integre herramientas digitales para gestionar eficientemente la energía, reducir costos operativos y minimizar la huella ambiental. Este enfoque, además, se alinea directamente con la Agenda 2030 de la ONU, particularmente con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionados con la energía asequible y no contaminante (ODS 7) y las ciudades y comunidades sostenibles (ODS 11).
Tecnología al servicio del medio ambiente
Los edificios inteligentes representan una revolución en la manera en que se concibe y gestiona la infraestructura. Daniel Esquenazi Beraha destaca la relevancia de incorporar sensores inteligentes, sistemas de automatización de iluminación y climatización, así como plataformas de monitoreo energético en tiempo real. Estos elementos permiten ajustar el consumo según la ocupación, las condiciones climáticas o las necesidades operativas, logrando así un uso racional de los recursos.
Además de su impacto ambiental positivo, esta tecnología contribuye a crear espacios más confortables y saludables.
“Los sistemas automatizados, por ejemplo, pueden regular la temperatura y la ventilación para mantener ambientes equilibrados que favorecen la productividad y el bienestar”, indicó el arquitecto mexicano.
Eficiencia y sostenibilidad como ejes del futuro urbano
Para Daniel Esquenazi Beraha, el reto de la arquitectura moderna no solo es construir más, sino construir mejor. Los desarrollos urbanos deben orientarse hacia modelos energéticamente eficientes, donde cada edificio funcione como un organismo vivo capaz de adaptarse a su entorno.
En este sentido, los edificios inteligentes no son únicamente una tendencia tecnológica, sino una respuesta concreta a los desafíos ambientales de nuestro tiempo.
“Integrar innovación, diseño y sostenibilidad no solo mejora la competitividad del sector inmobiliario, sino que también impulsa un cambio de paradigma: el de una arquitectura consciente, comprometida con el planeta y con el bienestar de quienes lo habitan”, puntualizó.
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