Las cigüeñas y las gaviotas de Andalucía se han convertido, sin quererlo, en mensajeras de un grave problema ambiental. Un grupo de investigadores descubrió que estas aves están transportando cientos de kilos de plástico desde vertederos hasta los humedales, lugares que deberían ser refugios naturales.
La escena es más común de lo que parece: las aves se alimentan en los basureros, tragan restos de plástico y luego, al descansar en lagunas o marismas, regurgitan las llamadas egagrópilas (bolas con material no digerido).
Así, los residuos terminan esparcidos en ecosistemas acuáticos.
Más de 500 kilos de plástico al año
El estudio se centró en tres especies: la gaviota sombría, la gaviota patiamarilla y la cigüeña blanca.
Gracias a dispositivos GPS y análisis de laboratorio, los científicos estimaron que estas aves transportan más de 530 kilos de plástico al año hacia humedales andaluces.
Uno de los lugares más afectados es la laguna de Fuente de Piedra, en Málaga, famosa por sus flamencos.
Solo allí se calcula que llegan 400 kilos de residuos plásticos anualmente, procedentes de vertederos de Málaga, Sevilla y Córdoba.
La Bahía de Cádiz también enfrenta el mismo problema.
En esta zona, las tres especies mueven juntas más de medio tonelada de plástico al año, con la gaviota sombría a la cabeza.
Cada especie, un papel diferente
Las cigüeñas, por su tamaño, transportan más plástico por individuo, pero las gaviotas sombrías son las que más contribuyen al problema por su gran número y constancia.
Además, cada especie tiene su propio “calendario” de contaminación: mientras las gaviotas patiamarillas lo hacen todo el año, las cigüeñas y gaviotas sombrías coinciden con sus rutas migratorias.
Curiosamente, las cigüeñas también fueron las únicas en transportar gomas de silicona, aunque los científicos aún no saben por qué.
Efectos y posibles soluciones
La contaminación por plásticos no solo amenaza a las aves que los transportan, sino también a todo el ecosistema: desde plantas hasta otras especies que comparten los humedales.
Los residuos grandes pueden causar bloqueos digestivos o estrangulamientos, y los microplásticos pueden alterar el metabolismo, la reproducción e incluso entrar en la cadena alimentaria.
Aunque la Unión Europea contempla medidas para reducir la presencia de aves en vertederos, la verdadera solución parece estar en nuestras manos: reducir, reutilizar y reciclar.
Tres simples acciones que pueden evitar que la basura acabe volando hacia los lugares donde menos debería estar.
Con información de The conversation.
