Árbol de paraíso: belleza y sombra… con precaución para niños y mascotas
Árbol de paraíso: belleza y sombra… con precaución para niños y mascotas

Árbol de paraíso: belleza y sombra… con precaución para niños y mascotas

El árbol de paraíso, conocido científicamente como Melia azedarach, es un favorito en parques, jardines y calles por su crecimiento rápido y su copa frondosa que brinda sombra abundante.

También se le llama cinnanomo, agriaz o árbol de los rosarios y puede alcanzar hasta 15 metros de altura, con hojas grandes y compuestas que se ramifican desde un tallo central.

Su belleza y facilidad de cultivo lo han hecho popular, sobre todo en regiones de clima templado, pero su apariencia encantadora oculta un riesgo: la toxicidad de sus frutos, semillas y corteza.

Flores y frutos: atractivos pero peligrosos

Entre septiembre y noviembre, el árbol produce flores pequeñas, blancas o violetas, con un perfume intenso.

Tras la floración, aparecen los frutos amarillos llamados drupas, que maduran de diciembre a marzo y contienen 3 a 5 semillas negras.

El problema es que estos frutos pueden ser tóxicos si se ingieren, especialmente para niños y mascotas.

Las drupas contienen compuestos llamados meliatoxinas, que pueden causar náuseas, vómitos, diarrea, temblores y, en casos graves, afectar el corazón y la respiración.

Cultivo y cuidado del árbol de paraíso

Originario del Asia subtropical, el árbol se adapta a diversos tipos de suelo y climas, lo que explica su capacidad invasora en muchas regiones.

Se reproduce fácilmente por semillas o brotes de raíz, y su madera es apreciada en ebanistería y para leña.

Si decides mantener un ejemplar en casa, los expertos recomiendan:

  • Mantener los frutos fuera del alcance de niños y mascotas.

  • Supervisar la caída de drupas y retirarlas del suelo.

  • Evitar plantar cerca de espacios de juego o concurridos por personas vulnerables.

¿Vale la pena tener un árbol de paraíso?

Si bien es ornamental y proporciona sombra rápida, el riesgo de intoxicación es real.

Según la Universidad Autónoma de Barcelona, al plantar este árbol en viviendas o espacios públicos, la seguridad debe prevalecer sobre la estética.

En resumen, el árbol de paraíso combina belleza y crecimiento acelerado, pero requiere precaución y atención, sobre todo donde hay niños y mascotas que puedan entrar en contacto con sus frutos o corteza.

Con información de Infobae.

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