Durante años nos acostumbramos a tirar los restos de comida a la basura sin pensarlo dos veces. Sin embargo, una gran parte de esos desechos todavía tiene vida y puede regresar al suelo en forma de nutrientes. La composta casera es una forma sencilla de lograrlo y, contrario a lo que muchos creen, no tiene por qué ser sucia ni oler mal.
En ciudades y departamentos pequeños, la composta suele verse como algo complicado o desagradable.
La imagen del bote lleno de gusanos y malos olores ha espantado a más de uno.
Pero la realidad es muy distinta: una composta bien hecha huele a tierra húmeda y ocupa poco espacio. El problema no es la composta, sino hacerla sin entender el proceso.
En promedio, más del 40 % de la basura doméstica es orgánica: cáscaras, restos de frutas, verduras y café que podrían aprovecharse.
En lugar de terminar en rellenos sanitarios, estos residuos pueden convertirse en abono natural para plantas y jardines.
¿Qué es la composta?
La composta es un proceso natural en el que microorganismos descomponen la materia orgánica.
Para que funcione bien debe ser aerobia, es decir, con oxígeno.
Cuando hay exceso de humedad o falta de aire, aparecen los malos olores. Mantener el equilibrio evita problemas y también la presencia de insectos.
Para casas y departamentos, el método más práctico es usar un contenedor cerrado y aireado de entre 20 y 40 litros. Dentro se combinan dos tipos de materiales: los “verdes”, como restos de frutas y verduras, y los “cafés”, como cartón o hojas secas. La regla básica es simple: siempre cubrir lo húmedo con material seco.
No todos los residuos son aptos. En sistemas pequeños se deben evitar carne, lácteos, huesos, comida cocinada y grasas, ya que provocan malos olores y plagas.
El éxito depende de tres factores: humedad, aire y proporción. La mezcla debe sentirse como una esponja exprimida, moverse ligeramente cada semana y mantener más material seco que húmedo. Cuando se logra ese equilibrio, la composta se vuelve una aliada silenciosa y limpia.
Hacer composta en casa no es magia, es entender la biología básica. Con práctica, lo que antes era basura se transforma en un recurso valioso para tus plantas.
