Hace siete años, el científico indio Aromar Revi ayudó a elaborar uno de los informes más influyentes sobre el cambio climático: el estudio del IPCC que detallaba qué ocurriría si el planeta superaba los 1.5 °C de calentamiento.
Hoy, un año después de haber rebasado esa marca por primera vez, Revi reconoce que el panorama es peor de lo esperado.
“Teníamos todo un plan para reducir 50% las emisiones en 2030, pero ahora parece un cuento de hadas”, confiesa el experto, director del Instituto Indio para los Asentamientos Humanos, durante una entrevista realizada en Barcelona.
Retroceso político y negacionismo
El regreso del negacionismo climático en EE. UU., con el Gobierno de Donald Trump saliéndose nuevamente del Acuerdo de París, y el freno de algunos gobiernos conservadores en Europa, complican aún más el avance global.
Revi recuerda que durante el primer mandato de Trump, la delegación estadounidense rechazó el informe que él mismo codirigió.
Ahora, mientras algunos países anuncian acciones climáticas, simultáneamente impulsan nueva extracción de combustibles fósiles.
“Si no mantenemos bajo tierra la mayor cantidad posible de fósiles, estaremos en serios problemas”, advierte.
La ventana para actuar se cierra
Cuando se publicó el informe del IPCC en 2018, el mundo estaba entre 1.0 y 1.1 grados por encima de niveles preindustriales.
Hoy ya estamos en 1.2, y Revi considera que la barrera de 1.5 °C se rebasará en menos de diez años.
La magnitud del reto también ha crecido: resolverlo ya no depende solo de gobiernos o grandes empresas, sino de decisiones que afectan a miles de millones de personas.
Y los impactos son cada vez más visibles: pocos días después de esta entrevista, las inundaciones en el sudeste asiático dejaron 1,300 muertos y cientos de miles de desplazados.
El cambio climático es un problema global con soluciones locales
Según Revi, el fracaso de acciones tempranas hace que el cambio climático deje de ser solo un debate diplomático.
Ahora exige cambios en hábitos de consumo, culturas económicas y políticas territoriales.
“Hay que actuar en los barrios, en las ciudades, en las regiones. Los alcaldes y las comunidades deben tener poder y financiamiento”, explica.
También critica que, aunque el desarrollo sostenible es clave para enfrentar la crisis, el apoyo internacional está estancado.
Con recortes a la Ayuda Oficial al Desarrollo, muchos países vulnerables enfrentan enormes limitaciones.
¿Falta dinero? No exactamente
Revi sostiene que recursos sí hay… pero están mal distribuidos. Y cita cifras contundentes:
La economía global ronda los 100 billones de dólares.
Los combustibles fósiles reciben 7 billones de dólares en subsidios, según el FMI.
Las energías renovables reciben entre 1.5 y 1.7 billones al año en inversión.
“No falta dinero. Solo se invierte en lo que no se debe”, sentencia.
¿Y qué pasa con las ciudades?
El experto recalca que las urbes serán clave para adaptarse a los nuevos escenarios climáticos.
Desde garantizar agua segura hasta transformar los sistemas energéticos, las ciudades deben liderar el cambio.
Pero para eso necesitan algo esencial: autonomía real.
“Debemos dejar atrás la idea de que un Estado centralizado puede hacerlo todo. América Latina ya ha dado pasos en esa dirección”, destaca.
Empresas fósiles, gobiernos nacionales y financieros deberán replantear su papel, afirma Revi. Mantener el modelo actual ya no es viable.
Para él, el cambio climático ya no es solo un reto ecológico: es una crisis global que exige reorganización, solidaridad y decisiones rápidas. Y, como insiste una y otra vez, “estamos siendo muy irracionales como especie”.
Mientras el planeta sigue calentándose, su advertencia queda clara: la oportunidad para actuar aún existe, pero cada año parece más pequeña.
Con información de El País.
